Imagina que un gobierno decide
implantar una contrarreforma para una ley sobre la Salud Sexual e Interrupción
del Embarazo, aunque anteriormente tampoco pudieses abortar libremente ya que
tenías que realizar una serie de maniobras con psicólogos, explicaciones que
nadie las merecía, excusas y supuestos para ocultar lo que querías hacer por
miedo a lo que dirían, fechas y plazos máximos, autorizaciones, etc. La nueva
ley prohibiría a menores de edad acceder a lo que debería ser un derecho
universal, la capacidad de decidir libremente, otorgando así toda la potestad a
la familia, negando a la mujer como sujeto,
obligaría a una mujer que supera la mayoría de edad administrativa y
legal, a ser expuesta ante el peligro de un parto para traer al mundo a un hijo
que o no quiere o no puede mantener porque vive en un sistema patriarcal y
capitalista criminal, incluso si el bebé nace con malformaciones, o supone un
riesgo para la madre, se antepondrá la vida de una célula, o de un feto no
nacido a la de una mujer. Los requisitos
y trámites para poder realizar un aborto se incrementarían, dificultando así
una decisión que sólo afecta a una persona. Estos procesos serán gestionados
por consejos en una sanidad privatizada a lo largo de los últimos años, por lo
tanto, sólo podrán acceder aquellas con mayor adquisición económica, siempre y
cuando una comisión de “profesionales” dé el visto bueno. Puede que todo esto te suene si vivías en los
años 80.
Imagina que vives en un sistema
donde la mujer es un ser inmaduro, tanto política como socialmente, supeditada
a la opresión de los hombres, donde decisiones como la del aborto las tienen
que tomar otros por ti, negándote como sujeto con capacidad de elección, de
decisión, de opinión. Los medios de comunicación, propaganda, la educación
impartida por instituciones religiosas, la propia familia, atentan contra ti
día a día, aunque todo este sistema tiene un pilar, y eres tú y tu capacidad de
traer bebés al mundo, que serán las futuras personas que lo sostengan. La
maternidad es una imposición, y no una decisión, para la que te educarían desde
tu infancia, regalándote muñecos para despertar ese supuesto instinto maternal,
presionándote para creer que nuestro destino es casarte y parir para poder ser
una mujer plena. Pero nunca te dirán lo importante que eres, únicamente te
relegarán a esa función, a perpetuar tu opresión. Entenderías entonces que, si
tú no traes bebés al mundo, el sistema debe castigarte por no trabajar para él,
recuerda que eres un ser sin madurez. La prohibición del aborto es uno de los
castigos que se te impondrán, no pueden permitir que dejes de ser su
coño-fábrica de fuerza de trabajo, es decir, de futuras personas trabajadoras
en sus fábricas. Puede ocurrir que seas lesbiana, o madre soltera, y que sí
quieras traer a este mundo a un niño o niña, pero también recibirás tu castigo
por haber tenido la osadía de romper con la línea impuesta, la heteronorma y la
familia tradicional monogámica, por lo tanto, esa maternidad te será denegada,
además de muchas otras formas que tendría ese sistema para torturarte.
Vives en un sistema patriarcal,
que te oprime por no ser un varón blanco, de mediana edad, de alta posición
social y occidental, y además, en un
sistema capitalista que te explotará por pertenecer a la clase obrera. Imagina
que esta nueva ley viene dada por el PP y empezará a ser aplicada a partir de
este año. Imagina que eres esa menor de edad que no ha recibido una educación
sexual adecuada para evitar esto, o que la ha tenido pero por un accidente, su
pareja impone su decisión por encima de la suya, o cuya familia católica la
echaría de casa por lo que ellos consideran una deshonra, o que tiene miedo de
lo que dirían sus allegados, o una mujer que no puede permitirse tener una
hija, o cuyo bebé va a nacer con malformaciones con todo lo que eso conlleva, o
que no puede permitirse pagar un aborto porque lo han reducido únicamente para
aquellas que sí puedan, arriesgando su vida al recurrir a un aborto clandestino que condena a miles de mujeres en todo el mundo a una muerte tortuosa, o que simplemente has renegado de la maternidad sin
necesidad de tener que pasar por un quirófano y no quieres tener que acudir a
excusas como “supuestos” administrativos, simplemente NO QUIERES ser madre, o
que eres lesbiana o la madre soltera que no pueden tenerlos porque sólo el
sistema es el que decide quién tiene bebés o no. Imagina que eres mujer, y que
vives en el estado español.
Hoy luchamos por un aborto
libre, gratuito, seguro, no criminalizado, sin injerencias externas a la mujer
afectada, sin permisos, trámites, psicólogos, ejército de profesionales,
firmas, coacciones, por una maternidad opcional, y no obligada o denegada por
un género y una clase opresora, y por una educación sexual adecuada.
En nuestros úteros y en nuestras
vidas mandamos nosotras.